Pablo y Malena

«Abrí y me quedé mirándola, serio, pues esperaba que me dijera algon que nos sirviera a los dos. Algo nuevo, no usado. Nada que tuviera que ver con todo lo que llevábamos hablado a nuestras espaldas. Palabras de quita y pon, que reciclablamos constantemente para hacernos daño o aliviarnos, según el caso. Pero ella se quedó en silencio. No hizo más que mirarme, porque probablemente ya habíamos usado todas las palabras del diccionario para dañarnos y destrozar lo que un día fuimos. «

Papá

Yo tenía un príncipe azul
-Y cómo era?
-Pues era el hombre más lindo del mundo
-Y te quería?
-Sí, me amó desde el primer día que me vió
-No te creo
-Es verdad, me amaba y yo a él
-En serio? Cómo se llamaba?
-Tenía un nombre, pero yo le decía Papá

Silencio

Él la miraba cómo núnca antes la habían mirado. Y ella se quedaba callada, prendada por sus grandes y azules ojos, esos ojos que la cautivaron.

El silencio se apoderaba de ellos y se coronaba como rey de la noche…. Bendito silencio, tan odiado y tan deseado según la ocasión.

Mientras el frío se hacía notar ellos se acercaban más, con la fácil excusa de darase calor mutuo. Aparecieron sutiles besos, abrazos, caricias y manos desesperadas por tener un poco más, pero mientas todo sucecía, el silencio se rompió al un sutil «Te Quiero» brotaron de sus labios. El silencio volvió a aparecer, pero antes de que él pudiera maldecir ese momento,ella le respondió con un «yo tambien Te Quiero».  Él la sugetó de las mejillas, la miró a los ojos y cómo nunca antes había hecho, la besó, la besó tanto que casi no quedaban besos para darle.

5. 5. 2019

“Yo creo que a la gente que quieres de verdad no la dejas de querer nunca, ese cariño no lo mata ni el tiempo, ni los errores, ni nada.”

Una carta más

Te podría escribir una carta tan larga con todo lo que siento.

Una carta en la que te explique todo lo que he sentido y en la que te relato como poco a poco fuiste rompiendo mi corazón.

Pero creo que nuestro tiempo de cartas ha terminado, nuestro época de que te escriba y tú me leas ha llegado a su final.

Puede que te escriba, puede que escriba pero jamás te llegue la carta, que la envíe sin saber a dónde y que su destinatario sufra junto a mí con este amor, puede tantas cosas, al fin y al cabo todo puede, sin más.