500 days of Summer

Brinks

El último mensaje

Eran solo palabras, me decía. Solo palabras. Exactamente cuarenta palabras que sabía ya de memoria, cuyo remitente supongo que ni siquiera tengo que aclarar : 《Sé lo que dije. Sé que dije que era la última vez. Pero… necesito verte. Necesito olerte. Necesito que vuelvas a mirarme como aquella noche. Vuelve, por favor. Vuelve porque ya no te echo de menos. Ahora, simplemente, te necesito》.

Solo palabras,  ya lo sé. Pero…
Y ahora ¿qué? Porque la vida, de pronto, había perdido los matices y empezaba a ser solo en blanco y negro.

-Valeria en blanco y negro. –

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Estoy enamorado de Summer.
Me encanta su sonrisa.
Me encanta su pelo.
Me encantan sus rodillas.
Adoro la marca de nacimiento en forma de corazón que tiene en el cuello.
Cómo lame sus labios antes de hablar.
Y el sonido de risa.

Odio a Summer.
Odio sus dientes torcidos.
Su peinado de los ’60.
Odio sus rodillas huesudas.
Odio su lunar en el cuello que parece una cucaracha.
Odio la forma en la que se moja los labios antes de hablar.
Odio el sonido de su risa.

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Pura química

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Valeria y Victor

– Te irás. Y me dejarás peor de lo que me dejó él. Yo no voy a poder soportarlo. ¿Puedes jurarme que no te irás?

+ No me hagas esto.

– Dímelo. ¿Puedes jurar que no te irás? ¿Puedes prometerme que esto va a ser de verdad y no acabaré hecha una mierda?

+ No, claro que no puedo. Pero ni yo ni nadie.

«Valeria en el espejo «

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