No vengas con una flor un día como hoy, vamos a perdernos y verlas en cualquier campo, en Mayo están más bonitas. También en Noviembre, aunque tengamos que imaginarlas.
No vengas con una reserva en un restaurante caro para esta noche, prefiero camiseta, pantalón de pijama, pies descalzos, risas, abrazos y pizza con las manos. Le da mil vueltas a cualquier restaurante de la guía Michelin. Sin necesidad de reserva.
No vengas con regalos sorpresas en esta fecha, tápame los ojos cualquier día, llámame haciendo creer que estas lejos para que me encuentres en el bar de abajo mientras me doy la vuelta, déjame un post it en el espejo del baño, cállame un enfado a besos, búscame a la salida del trabajo con unas gominolas y una sonrisa o invítame a pasar el día bajo unas sábanas… Esas sorpresas sí.
No vengas con tarjetas con corazones, ni con cupídos lanzando flechas. Escríbeme una nota en cualquier servilleta. Y lánzame, pero miradas, de las que hablan, asienten, consienten y besan.
No quiero un San Valentín cada 14 de Febrero, ni un día de los enamorados prefabricado. Sabes? Enamorarse no es de ningún Valentín ni valiente, lo que es de valientes es intentar estarlo y demostrarlo los otros 364 días del año.
Que la magia sea infinita...